Previo a su (frustrada) participación en el Bandemia, los hijos de Chiluca mejor conocidos como El Shirota, regresaron a Guadalajara para presentarse ante una nutrida audiencia el pasado 1 de agosto en el Anexo Independencia.
La lluvia no fue impedimento para que el cuarteto mexiquense encabezara un lineup que pinta para ser de antología. Los ya experimentados de Catharsis conjuntaron una alineación que integró distorsión, promesas y nuevas realidades. Todo para culminar con un set en el que El Shirota recibió el cariño (ganado a pulso) del público tapatío.
Alrededor de las nueve de la noche, las Niñas Cochinas fueron las encargadas de inaugurar el evento. Se trata de la propuesta tapatía de riot girl que está causando sensación en el público de casa. Vaya que se han ganado tales miradas con una actitud retadora y genuina, además de la fuerza necesaria en sus guitarras para no dejarte quieto ante su acidez lírica.
Otra banda con actitud para llevar la experiencia sónica a lugares interesantes, esa es Wyyrd. Sus integrantes ya tienen recorrido en la escena local y, aun así, su ensamble es una apuesta novedosa para una ciudad como Guadalajara. Por momentos recordando la disrupción de grupos españoles como Belako, y por otros sorprendiendo con un cover a Amyl And The Sniffers, la recepción fue más que agradable en el Anexo Independencia.
Pasaban ya las diez de la noche y era momento de reencontrarse con uno de los proyectos que ha evolucionado en grande durante los últimos años. La primera presentación de Timoti La Moto Casco fue precisamente junto a El Shirota. No por nada la ocasión de esta noche fue redonda con un set frenético, fieles a su estilo de guitarras dinámicas y ritmos punzantes, pero con un notorio crecimiento en sus armas más melódicas.
Finalmente, era el turno de los protagonistas del evento. Rubén, Blini, Mauricio y Nacho tomaron sus lugares ante la atenta mirada de sus fans tapatíos. Sin mayor ceremonia y con notorios sentimientos a flor de piel, le dieron la bienvenida al público, agradeciendo ver a tanta gente después de doce años de carrera en la independencia.
Tal reflexión y regocijo se tradujo en un repertorio con más eclecticidad que explosividad. Temas como No Sé Todo y Más De Una Vez transforman la crudeza innata de El Shirota en emociones vivas con las que trazan líricas llenas de ansiedad e incertidumbre. Sensaciones que llevan a lo instrumental, en especial en temas como Intro, un clásico de su carrera. Este segundo track de la noche resultó un vórtice que nos metió de lleno en su ruidosa y catatónica presentación.
No por nada el viaje de canciones como RTL y Carreta Furacão fue celebrado por propios y extraños. Nadie dejaba el lugar, algunos dirían que por la lluvia, pero en realidad ver a propuestas tan singulares una de otra fue el gancho para pedir un poco más de una velada de literal catarsis. Noche de viernes para reconocer los frutos tangibles de una escena que no para.