Marylu Vasallo
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22 Dec
The Rasmus en el Auditorio Telmex

A veces, la grandeza de un concierto no se mide por la cantidad de butacas ocupadas, sino por la intensidad de las voces que deciden llenarlas. El regreso de The Rasmus a Guadalajara fue precisamente eso: un encuentro cargado de recuerdos para una generación que encontró en su música un refugio durante la adolescencia.

El Auditorio Telmex no lució un lleno total, pero quienes estuvimos ahí sabíamos que no se trataba de un evento masivo más, sino de una cita con nuestro "yo" del pasado.

El despertar de los clásicos

La banda finlandesa no perdió el tiempo y desde los primeros acordes de "Rest in Peace" nos sacudió el polvo de los años. La energía subió de inmediato cuando soltaron "Guilty" y "No Fear", temas que nos transportaron de golpe a las tardes de adolescencia, recordándonos por qué el sonido de Lauri Ylönen y compañía se volvió el sello de una época.

El estallido de los himnos

El concierto alcanzó su punto de ebullición cuando la nostalgia se transformó en adrenalina pura. El momento cumbre llegó con la dupla de "In My Life" e "In the Shadows". Fue imposible no contagiarse del entusiasmo colectivo; el auditorio entero se convirtió en un solo coro, reviviendo el éxito que los catapultó a nivel mundial. Ver a Lauri con su energía característica en el escenario fue la confirmación de que hay clásicos que simplemente no envejecen.

La calma antes del final

Sin embargo, el alma del show se sintió en el silencio respetuoso de la parte media. El momento más nostálgico de la velada ocurrió cuando la banda bajó las revoluciones para regalarnos "Sail Away" en una versión acústica. Fue una interpretación cruda y hermosa que puso la piel chinita a más de uno, permitiendo que la melancolía del rock finlandés nos abrazara por completo.

Un cierre con sabor agridulce

Para despedirse de sus fieles seguidores tapatíos, The Rasmus eligió "Love is a Bitch". Un cierre perfecto para una noche que se sintió como una conversación pendiente con nuestra juventud. Nos fuimos del Telmex con la satisfacción de haber presenciado un show honesto, donde la música fue el único lenguaje necesario para conectar el pasado con el presente.

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